jueves, 27 de agosto de 2009

LA MARATON DE LEWA

Con tres meses de anticipación ya estaba inscrito como espectador para una de las maratones mas curiosas del mundo, la maratón de Lewa, pues allí se hace una carrera anual por carretera destapada con muchos corredores de talla mundial (y obviamente kenianos), y básicamente se corre en una reserva natural donde los mismos animales que se ven durante un safari se pueden ver durante la carrera! Es algo muy loco, pero no falta la gente que se inscribe, no?

Muy amablemente Hash, el hermano de mi amiga Minal, me había ofrecido un cupo para acompañar a su equipo a la reserva de Lewa Downs, pues ellos tienen un equipo aficionado que corre dos veces por semana por diversión en diferentes lugares y bosques de la ciudad de Nairobi, es un grupo de amigos que disfruta de las carreras, entonces demasiada suerte la mía al haber sido invitado pues es la única forma de asistir al evento y de tener la oportunidad de ir a la reserva de Lewa que es una de las reservas más costosas de visitar en Kenia (normalmente va gente con muchísimo dinero por un par de días), siendo esta la forma más barata de ir, y es un lugar encantador de una región diferente en Kenia que nunca había visitado, el norte.

Todo comienza entonces un viernes en la mañana cuando llega Fabio a la puerta de mi casa esperándome para partir (también logró conseguir un cupo en nuestro equipo con la ayuda de Minal), caminando media hora hacia la casa de nuestros amigos, no sin antes hacer una parada para comprar provisiones en un supermercado temprano en la mañana, la verdad nada importante pues el viaje tenía todo incluido. Nada más y nada menos nos recibe Hash a las 9 de la mañana con un par de cervezas, que buen entrenamiento! Jaja!, mientras esperábamos las otras personas que nos acompañaban estuvieran listas (Deepa, su esposa y Tiana, su hija). Arrancamos entonces en su gran carro camino al norte de Kenia y ya nos íbamos durmiendo Fabio y yo en el camino (efecto de las cervezas!).

Pasadas unas 2 o 3 horas de camino, llegamos al club deportivo de Nanyuki e hicimos una parada para almorzar, el mismo lugar donde había parado también en mi camino al Monte Kenia, mi primer viaje en este país, y obviamente no podía faltar lo mejor: lomo a la pimienta del restaurante del club! Que maravilla!, es un descanso de la comida un poco desabrida de Nairobi. En el club nos encontramos también con Minal, su esposo Ketan y nos unimos al resto del equipo al ser éste el punto de encuentro para la caravana que nos llevaría hasta la reserva de Lewa. Después del suculento almuerzo y de conocer al resto del equipo, que lo conformaban aproximadamente unas 30 personas, prendimos motores y continuamos sobre la carretera que rodeaba una grandiosa vista del Monte Kenia, cambiando los colores en el paisaje por los pastizales de la zona al variar las cantidades de lluvia que caen sobre la zona, pasando por verdes intensos hasta pastos casi amarillos o cafés especialmente hacia la región norte.

ALMORZANDO EN EL CLUB DE NANYUKI

PASTIZALES CERCA AL MONTE KENIA

PASTIZALES HACIA EL NORTE

Repentinamente visualizamos las planicies del norte desde un sector alto de la carretera; era totalmente plano y seco hasta donde nos alcanzaba la vista: hermoso paisaje. Descendimos unos minutos y en menos de media hora ya estábamos entrando a la reserva de Lewa, donde nos reportamos y nos dieron paso libre para ir a la zona de registro de la maratón dentro de la misma reserva. Prosiguiendo empezaba la emoción, pues ya en pleno parque se empezaban a ver las manadas de animales salvajes a lado y lado de la carretera, como quien dice, la sola ida hasta la carpa de registro era un safari! Observamos ya los diferentes animales de la región norte, avestruces, antílopes y en especial las cebras “Gravy” que son preciosas y típicas de la región, pues no son como las demás, es una especie diferente, entonces sus rayas no son de formas al azar sino que todas van paralelas verticalmente y llegan hasta antes del vientre, descubriendo en ellas su parte blanca, quedando así descifrado el dilema si las cebras son blancas con rayas negras o negras con rayas blancas, jaja, ganando el primer orden mencionado! Además eran espectaculares porque estas rayas tan parejas daban la impresión de ser un código de barras andando entre los arbustos!

ANTILOPES

CEBRAS "GRAVY"

En la zona de parqueo todo estaba predispuesto para dar bienvenida tanto a corredores como espectadores a la maratón, pues estaba todavía temprano y éramos de los primeros en registrarnos en las carpa de la maratón y en llegar al campamento que ya estaba contratado por una compañía de safaris. El campamento estaba compuesto por unas 40 carpas para un equipo de 30 personas, por lo cual sobraba espacio para todos; las carpas eran de buena calidad, tenían por dentro ya organizadas colchones para nosotros, cobijas y hasta almohadas, siendo muy placentera la acampada, pues bastante era la comodidad y las cobijas eran suficientes para resistir los aproximados 10 grados a los que descendía esta zona seca en la noche a pesar de sobrepasar los 30 grados durante el día. Teníamos también baños y hasta duchas portátiles con agua caliente, pues había una fogata en el centro del campamento con barriles de agua que calentaban constantemente, entonces llenaban las bolsas de agua de las duchas y salía común y corriente, como en la casa. También había una carpa principal de servicios generales, otra que era la cocina y la más grande que era el comedor de los participantes, no nos faltaba nada en este campamento, pues era de lujo!

EN LA CARPA DE REGISTRO

LA CARPA

NOS COGIERON DURMIENDO!

EL CAMPAMENTO

BUFFET EN EL COMEDOR

Una vez nos instalamos, Fabio y yo nos fuimos a recorrer otros campamentos, habían mejores y habían peores, sea lo que sea, eran muchísimos, inclusive recorriendo los lugares hasta me encontré con gente que conocía en Nairobi, hasta una pareja de colombianos!. Seguimos caminando pero la cerveza nuevamente nos iba adormeciendo, entonces preferimos descansar, pues había tiempo de sobra y pocas actividades por realizar, eso si, nos aseguramos de poder ver el atardecer, entonces caminamos hacia las afueras de los campamentos, sin salirnos de la zona de seguridad (por los animales salvajes de la reserva) y vimos colores espectaculares en el cielo con un fondo típico de la sabana africana, como se lo venderían a uno en un folleto de turismo o en una película. Entrada la noche nos dirigimos al comedor y tremendo buffet nos esperaba, con varios tipos de comida muy rica, frutas, bebidas, carnes, ensaladas… en fin, nada despreciable. El comedor también daba la oportunidad de integrarse con el resto del equipo y sus amigos y familia que iban de espectadores, lo cual lo hacía también un evento muy social, luego seguíamos con una fogata al aire libre junto a las carpas antes de dormir, pero no sin antes disfrutar del hermoso cielo despejado que dejaba ver infinitas estrellas por la lejanía de la civilización y ausencia de polución en la región, haciendo este paseo cada vez más memorable.

ATARDECER EN LEWA

EN EL COMEDOR CON MI EQUIPO

Llega el amanecer y con él la hora de la partida para los corredores de la maratón, todos los corredores se alistan alrededor de sus campamentos, estiran, calientan y desde más temprano desayunan para alcanzar a hacer digestión, lo cual hace que se tengan que levantar aproximadamente a las 5 de la mañana para la carrera que iniciaba a las 7. Yo si como buen espectador me tomé todo mi tiempo para desayunar y estar listo para ver la partida desde los límites del campamento, entonces salí con Fabio caminando unos 15 minutos para llegar a la multitud que sólo esperaba el disparo que daba la partida para tan esperada carrera. Llegamos y era poco el espacio para tomar una foto por causa de todos los espectadores, pero con el disparo la masa se dispersó y tuve hasta la oportunidad de tomarme fotos fingiendo una llegada a la meta, jajaja. Regresamos rápidamente al campamento porque nos estaban llamando al estarnos esperando para salir en los camperos a los puntos de observación de la maratón, algo muy emocionante pues mientras nos dirigíamos hacia las estaciones teníamos que cruzar el espacio de la reserva siendo cada kilómetro avanzado un safari con la oportunidad de ver los animales recorriendo la sabana, valga la aclaración que habían guardabosques sobre el recorrido de los corredores para ahuyentar los animales y evitar accidentes y además de esto habían varios helicópteros y avionetas sobrevolando la zona para asustar a los animales más peligrosos haciéndolos regresar a su guarida.

SALIDA

CON FABIO

CAMINO A LA PRIMERA ESTACION

CIRCUITO

Llegamos a la primera estación y ya había pasado una gran cantidad de corredores, en donde se distinguían dos categorías: los de número de registro blanco que eran los corredores de la media maratón, 21 kilómetros haciendo un circuito en forma de círculo a la reserva: carrera que corría aproximadamente 1000 personas; y los de número de registro con rayas verdes que eran los corredores de la maratón completa que estaba compuesta por dos vueltas a la pista y que fue recorrida por casi 100 competidores. Los de mi equipo, llamados los corredores de Karura (bosque urbano en Nairobi), estaban corriendo todos la media maratón y ya habían pasado por este punto, pero los que íbamos en el carro aprovechamos para observar de qué estaba compuesta la estación: tenía esponjas con agua para el sudor de los corredores, frutas y agua para coger y servicio de primeros auxilios. Después de fingir nuevamente estar corriendo, pues nos fuimos para la siguiente estación, el kilómetro 15: allí si alcancé a ver todos los corredores de nuestro equipo y fue muy emocionante verlos como corrían y se esforzaban por lograr terminar la carrera mientras yo los fotografiaba, pues había quedado oficialmente encargado de esto. Lo mejor de todo fue el ambiente de la carrera, toda la gente aplaudía, gritaba, echaba bromas o lo que fuera, y de parte de los corredores era igual, unos estaban muy comprometidos con el esfuerzo físico y otros simplemente se lo gozaban de principio a fin, habiendo corredores de todos los tipos y edades, sin faltar los que tenían pintas raras para llamar la atención.

PRIMERA ESTACION (KILOMETRO 9)

PASANDO POR EL KILOMETRO 9!

ESTACION KILOMETRO 15

MINAL EN PLENA CARRERA

GANADOR DE LA MARATON

PASANDO POR EL KILOMETRO 15!

Nos dirigimos a la última estación, el kilómetro 19, y ya veíamos pasar a los corredores de la maratón completa tomándoles vuelta de ventaja a los de la media maratón, era impresionante ver como estos corredores kenianos barrían con todo y no se les notaba mayor esfuerzo para correr a gran velocidad por largo tiempo. Seguíamos entonces haciendo mucha recocha en las estaciones de observación mientras tomábamos cerveza y los corredores pasaban viéndonos tomar eso muertos de sed, hasta me sentí mal, jaja. Por último fuimos a la meta (mientras de regreso a los campamentos teníamos una magnífica vista del Monte Kenia), pero pues no era mayor cosa ver la llegada, pues los ganadores ya habían cruzado y pues sólo había una multitud de las veredas locales viendo salir a los corredores de las largas filas donde les daban las medallas por haber terminado la carrera (los que lo lograron) y el certificado con el tiempo obtenido. Varios de nuestro equipo mejoraron el registro de los años anteriores, viendo recompensado el esfuerzo y la disciplina de su entrenamiento. Todos muy contentos y todo muy divertido.

ESTACION KILOMETRO 19

PASANDO POR EL KILOMETRO 19!

META

POR FIN LLEGUE!...Y DE PRIMERO!

Ya al final de la mañana logramos dormir algo más para digerir las cervezas, en la carpa bajo el sol apabullante y el calor que reinaba cerca al mediodía hasta que la alta temperatura y el sudor no lo permitió más y nos obligó ir a almorzar al buffet, el cual estuvo suculento y dio la oportunidad de continuar la vida social del evento. Más tarde unos cuantos decidimos ir a ver las actividades públicas que habían programado los organizadores de la maratón para la gente local principalmente: era fuera de los campamentos donde acontecían conciertos de reggae y otros eventos culturales en medio del polvero que se producía mientras la gente bailaba. Más tarde nos preparamos todos para ir en los carros de safari aprovechando el sol de la tarde y efectivamente por donde pasábamos siempre alcanzábamos a divisar diferentes animales: cebras “gravy”, jirafas, avestruces, antílopes, entre otros. Subimos luego a una colina desde donde se podía obtener la mejor vista de la reserva y la gente se bajó de los carros para ver el atardecer mientras comían, tomaban o simplemente charlaban con sus amigos u otras personas que conocieron en el viaje. Allí estuvimos largo rato y fue de lo mejor ver el atardecer desde allí, rodeado de gente muy amable, con un paisaje hermoso del Monte Kenia, la sabana africana y manadas de jirafas que corrían lentamente en la parte baja junto a las quebradas, esa es la memoria que me llevo de este paseo. Regresamos ya de noche al campamento para comer nuevamente, pasar un rato con la gente del evento y estar junto a la fogata mientras era la hora de dormir.

CON LA VISTA DE LA RESERVA

DURANTE EL SAFARI

CON MINAL EN LEWA

Llega el último día del viaje, ya era hora de alistarnos para salir, entonces desayunamos e inmediatamente a empacar, pero antes de irnos de allí, le pedí un favor a Hash y era que me llevara de nuevo en su carro al interior de la reserva porque quería hacer un video para mi mamá que en la siguiente semana cumplía años, y el muy amablemente, cuando estábamos listos para partir, me llevó a buscar animales salvajes que quería tener en el fondo mientras filmaba yo mismo un video de feliz cumpleaños; no habían pasado 5 minutos y divisamos un enorme elefante, el más grande que he visto en mi vida, fuimos rápidamente cerca de su encuentro pero estando dentro de una zona de seguridad ya que estos animales son bastante peligrosos en estado salvaje: logré mi cometido con un paisaje del Monte Kenia al fondo y dándole gracias de corazón a mi mamá porque gracias a ella es que he podido lograr todos estos sueños que me siento a escribir.

ATARDECER EN LEWA

MAMA, FELIZ CUMPLEAÑOS!

lunes, 24 de agosto de 2009

MONTE LONGONOT


Nuevamente Fabio, quien ha sido mi mejor compañero de viaje en estas aventuras por Kenia, junto con Jan, una entrenada de Tailandia que vive en Suecia, nos encontramos en el centro de Nairobi un domingo en la mañana, ya que con otra entrenada de Alemania, Ines, íbamos a ir juntos a este lugar que tanto nos habían recomendado. Entonces llegué de primero al lugar de encuentro, el hotel Hilton, a las 7 de la mañana, pero nadie más había llegado; pasados 15 minutos ya me encontraba con Jan y con Fabio. Nos pareció extraño que Ines, que es alemana, llegara tarde, pues recibí un mensaje de ella diciendo que ya había salido, pero luego de esperarla por más de una hora, decidimos llamarla; timbraba como si estuviera apagado; esperamos media hora más y tampoco contestaba, entonces nos preocupamos mucho pero pensamos que no ganábamos nada con quedarnos allí, pues si nos quedábamos no sabíamos cuando iba a aparecer, en cambio si nos íbamos y ella llegaba pues que nos llamara, ya la habíamos esperado demasiado, y si habían malas noticias pues no hacíamos nada desde allí incapaces de predecir la situación. Fuimos al supermercado, compramos abastos para el viaje que sería de un solo día, volvimos a pasar por el hotel, nada que aparecía, entonces dejamos razón con los guardias de seguridad y nos fuimos hacia la zona de matatus que se dirigían al pueblo de Naivasha.


Estando ya sentados en el matatu que nos llevaba hasta el siguiente destino donde podíamos tomar la conexión que nos dejara cerca del parque Longonot, empiezan las conjeturas acerca de la situación de Ines, pero no nos atrevíamos a lanzar muchas opiniones, entonces preferimos concentrarnos en el viaje y ver el paisaje mientras nos llevaban hacia el Gran Valle del Rift nuevamente. Cuando ya llevábamos más de una hora de camino me sonó el teléfono, inmediatamente pensamos que podía ser ella, veo el identificador, efectivamente lo era, contesté y una voz llorando me decía que tenían una pístola, y yo le decía que quién, y ella me decía que estaba muy asustada, yo le preguntaba porqué, ella me decía que por la pístola. Pasado un rato se calmó un poco y me dijo que habían acabado de asaltar el matatu en el que iba a nuestro encuentro, varios hombres con pístolas, les robaron todo, los llevaron fuera de la ciudad y los dejaron tirados en la carretera!. Nosotros no creíamos cosa tan terrible que le había acabado de suceder a ella, pues ya le habían robado dos veces en Nairobi en menos de un mes y ahora semejante cosa. Yo me quedé sin palabras, no sabía que decir, sólo caí en cuenta de preguntarle si estaba bien; ella me decía que sí, mientras lloraba; le pregunté que le habían robado, me dijeron que todo; le pregunté por el pasaporte y me dijo que no lo había echado, pudiera haber sido peor. Colgué el teléfono, les comuniqué a mis compañeros de viaje y nos sentimos mareados de semejante ambiente tan inesperado, pero señalamos que ya estábamos de viaje, entonces no podíamos hacer nada desde allí ni en Nairobi, entonces continuamos.


Pasados unos 10 minutos más se armó un trancón repentino en la carretera, algo que nunca me ha gustado aquí por la inestabilidad de las cosas; cuando miro por la ventana, la poca gente que hay en la carretera, en ese momento sale corriendo toda en una misma dirección, y después de los nervios de la noticia anterior pues me puse peor. Lentamente avanzábamos y cuando menos pensamos vimos un accidente, un carro estropeado en su parte delantera, sin mayores consecuencias, eso estuvo “normal”; luego un camión salido del camino que se fue a una cuneta, pero todas las personas estaban ayudando a levantar el carro, imaginé que era para sacarlo; unos metros después paramos y la gente del carro toda se bajó hablando en Swajili y fue a ayudar a levantar el camión, no entendía que pasaba; cuando volvieron a los dos minutos nos dijeron lo que pasaba, pues la gente se estaba yendo y el camión seguía allí y un señor dijo: “demasiado tarde, ya el cuerpo está sin vida”; miramos nuevamente el camión y allí estaba ya el cuerpo efectivamente sin vida de una señora que iba caminando junto a la carretera y que fue víctima inocente de ese accidente por la imprudencia de los conductores en este país.


No quedó más que asombrarnos por todo lo que había pasado en la mañana de aquel domingo desde tan temprano y seguir nuestro camino, con algo de susto sabiendo lo impredecible e inestable que pueden ser las cosas aquí. Llegamos a Naivasha y no nos fuimos sin antes llamar a Ines para consolarla y esta vez si nos explicó mejor la situación, en conclusión le aconsejamos que se fuera de este país lo más pronto posible, demasiadas cosas seguidas y demasiado traumáticas para alguien que viene de un país tan seguro, además su pelo rubio, su tez blanca, el ser mujer (debido al machismo) y su actitud inocente frente a las cosas no le ayudan mucho aquí. Al siguiente viernes se fue de regreso a Alemania y ya lleva un par de meses allá en su vida normal.


Tomamos el siguiente matatu hacia la vereda de Longonot en las afueras del pueblo sobre una buena carretera y nos bajamos en medio de esta para coger un atajo que ya nos habían recomendado camino al parque. Pasamos entre varias fincas por la superficie plana donde ya se divisaba con gran inmensidad el Monte Longonot y nos preparamos para hacer la caminata que habíamos previsto duraría unas seis horas subiendo hasta el filo del volcán y rodeando el cráter; caminamos unos minutos más y ya estábamos en la entrada del parque donde logramos cruzar pagando como residentes sin tener la documentación adecuada pero si ya bastante experiencia en el tema.


CON JAN Y FABIO AL EMPEZAR


La caminata empieza exactamente desde la base del volcán al cruzar la entrada del parque y se asciende por trocha con una pendiente similar y un poco inclinada hasta la orilla desde donde se divisa el cráter. A medida que se sube por las laderas del extinto volcán se tienen vistas extraordinarias del Gran Valle, pues esta todo rodeado por la misma planicie; el paisaje también hace presencia en medio de un ambiente arbustivo y seco que predomina; entre más lejos se está la vista es mejor y más encantadora. Pasada una hora y media, nos encontrábamos llegando a la cima en una caminata suave donde nos quedaba tiempo para conversar, pero al llegar a la punta nuestros ojos no podían creer la imponencia del paisaje interior del cráter, pues una circunferencia de 2 kilómetros de diámetro, totalmente plana en su superficie, no es una forma al cual el ojo está acostumbrado, todo rodeado por las paredes volcánicas y relleno con la vegetación cambiante en su interior mucho más verde que la encontrada fuera de este.


VISTA DEL VALLE DESDE EL MONTE


SUBIENDO AL CRATER


Llega la hora del almuerzo y nos sentamos en los bordes del cráter donde hay un gran precipicio hasta su fondo, pero que es increíblemente hermoso: que más se podría pedir para un picnic? Pues una vez en las orillas, uno se olvidaba del exterior y concentraba su vista en el interior del volcán por su magnificencia. Hora entonces de las salchichas enlatadas, la mantequilla de maní, el pan y la mermelada. A pesar del sol picante de la zona, el estar en el filo de la montaña producía vientos fuertes que nos enfriaban rapidamente, entonces una vez terminamos de comer, nos alistamos para rodear totalmente el cráter; lo primero que nos encontramos fuera de éste un segundo cráter, con un aspecto totalmente diferente, pues brotaba fuera de sus laderas, con forma muy redondeada y toda cubierta de vegetación, era fenomenal. Seguían las enormes vistas del Gran Valle y nos dirigíamos hacia la parte más alta del volcán, parecía escalando un gran pico por el paisaje, pero la verdad no era difícil, sólo tomaba algo de tiempo, y cuando alcanzamos la cima, vimos recompensados todos nuestros esfuerzos: una vista increible de 360 grados del Gran Valle, sin palabras.


CRATER LATERAL


PARTE MAS ALTA DEL VOLCAN


VISTA INTERIOR DEL CRATER


Después de disfrutar unos minutos de la cima, inicia el descenso pasando a las imágenes del lado oriental de la montaña con un sol mucho más tenue por la hora y un ritmo más descansado también, lo cual nos hacia más disfrutar del paseo. Después de una hora ya nos dábamos cuenta que aún nos faltaba un tramo largo alrededor de la montaña para llegar al punto inicial y se nos estaba haciendo tarde para regresar porque se iba a acabar la luz, entonces apuramos el paso pero las ampollas que ya salían en nuestros pies nos impedían un paso más rápido, igual todo seguía siendo disfrute. Al descender, a pesar que nos agarró la oscuridad antes de llegar a la carretera donde debíamos tomar los matatus que nos conectarían con Nairobi, la montaña nos despedía con uno de los atardeceres más mágicos que alguna vez haya visto durante mis viajes.



DESCENDIENDO



INTERIOR DEL CRATER


ATARDECER