jueves, 3 de diciembre de 2009

DESPEDIDA Y REGRESO

Después de una recuperación de 2 días en un hotel al bajar del Kilimanjaro y una suculenta comida india, me dispuse a regresar a Kenia y esperar mi tan anhelado regreso a Manizales. En pleno camino de regreso a Nairobi me comuniqué con Fabio y él muy amablemente me ofreció hospedaje en su casa durante esa semana de espera de mi vuelo que yo tenía allá, entonces ese fue ya mi quinta mudanza durante esos 8 meses de intercambio, parte de mi inestabilidad.


Esa semana me la pasé despidiéndome de las amistades que había logrado hacer durante este tiempo, incluyendo una visita a la escuela donde trabajé mi primer mes para decir adiós a los niños de aquella secundaria, yendo a los restaurantes de comida típica que más me habían gustado, comunicándome con mi novia y mi familia ultimando detalles de mi regreso y esperando pasar el tiempo que se me hacía eterno, pues mi misión en ese lugar ya estaba cumplida. Quiero también resaltar la importancia que tuvo para mí la familia de Minal, pues a pesar que ella no estuvo en Kenia la mayor parte del año, su hermano Hash, sus padres y el resto de su familia fue de lo más grato y maravilloso que me pudo haber pasado en mi experiencia; ellos me invitaron a comer para despedirme y siempre fueron super amables y hasta me dieron dulces para traer a mi casa.


Llegó la hora de la despedida con mis amigos y graciosamente convoqué a un encuentro con ellos en un bar musulmán, pues la parte curiosa está en que en este tipo de bares sólo dejan fumar narguilas y venden comida pero no venden trago y lo chistoso es que yo no fumo, pero desde que conocí ese lugar cuando despedíamos a otra amiga me di cuenta que en un lugar así bonito y relajado quería pasar con mis amigos antes de dejar las tierras africanas, y así fue. Ese sábado fuimos allá todos mis mejores amigos en el transcurso de la tarde y compartimos bastante rato contando historias, comiendo cosas de medio oriente y preparándonos para la noche.

Mis amigos en la despedida

Cuando se fue la luz del sol salimos hasta una de las discotecas que más me gustaba y allí estuvimos tomando cerveza desde temprano y bailamos hasta media noche; luego mis amigos brasileros nos invitaron a una fiesta privada en la casa de un diplomático de Brasil y al llegar nos dimos que no era nuestro estilo de fiesta y terminamos en la misma discoteca a la cual íbamos los extranjeros la mayoría de las veces y bailamos hasta el amanecer; caminamos a casa a hora del desayuno y me despedí de todos mis amigos entrenados, incluyendo mi amigo Jimmy, la mejor amistad local que he dejado.

Bailando en la discoteca

Jimmy y la novia

Mi último día en Nairobi ya y no podía creer cuando me levanté que mi sueño completo se había cumplido, era hora de regresar a base, a donde pertenezco, ya tenía todo preparado, inclusive había empacado desde el día anterior; hice las últimas compras antes de salir al aeropuerto y en un taxi partí para allá siendo acompañado por mi amigo Jimmy, Pablo que nunca me desamparó, Fabio el parcero de este viaje y María que vivía con nosotros. Cuando llegamos nos despedimos con algo de nostalgia, di la media vuelta y me enfoqué en lo siguiente: llegar a casa.

Despidiéndome en el aeropuerto de Nairobi

Pasé controles de aduana y migración sin problema y me quedaban unas horas libres dentro del aeropuerto que me sirvieron para reflexionar mucho acerca de mi viaje y prepararme para el vuelo. Cuando entré a la sala de espera me di cuenta que íbamos con una comunidad de refugiados somalíes que partían exiliados a diferentes países y cuando llegué dentro del avión me tocó en medio de ellos, me asusté y con eso tuve para no dormir durante el vuelo y cuadrar mi retraso de horas de sueño en 8 horas y media que faltaban hasta Londres que disfrute viendo TV, películas, oyendo música y divisando el paisaje nocturno mientras me despedía de África.


Luego de dormir tan sólo una hora que era lo que había calculado, me desperté ya cuando nos servían el desayuno antes de aterrizar en la madrugada londinense, entramos al aeropuerto, pasé aduanas nuevamente y sin problemas me quedaron otras 3 horas libres antes de que saliera mi próximo vuelo con destino a la ciudad de Miami, entonces aproveché para charlar un rato con alguien que había volado en el mismo vuelo mío y que estaba en este aeropuerto para pasar un rato acompañado mientras veíamos la mañana sentados en unas sillas muy cómodas con una panorámica justo en frente de una de las pistas de aterrizaje; finalmente mi avión fue anunciado primero y fui hacia la mi sala de espera y procedí al vuelo, donde me tocó junto a una pareja de griegos que poco hablaban inglés, entonces no fue muy sociable la vaina y preferí ver deportes y tomar vino durante el vuelo mientras me dormía durante el transcurso de la tarde de 9 horas de vuelo más.

Avión en el que viajé desde Londres

Me desperté ya llegando a la península de La Florida con una vista increíble sobre los pantanos de los Everglades que son famosos entre los turistas que viajan a este lugar de Estados Unidos, luego aterrizamos, pasé aduanas, recogí maletas y cuando salí al lugar donde esperaba la gente a los viajeros, justo allí encontré a mi amigo Luis de Manizales que me estaba esperando para pasar un día con él mientras esperaba mi conexión al día siguiente hacia Bogotá. Fue muy chévere el encuentro en Miami de los dos y entonces aprovechamos el resto del día para gozarme esa ciudad la cual tenía la oportunidad de disfrutar de paso en mi regreso a Colombia.

Llegando a Miami

Ocean Drive

South Beach

En la playa

Empezamos a recorrer la ciudad yendo primero a donde su mamá que estaba esa semana allá en Miami visitándolo a un centro comercial y me invitó a almorzar; yo no podía creer las delicias que estaba probando en un cambio tan fuerte viniendo desde Kenia y ver las maravillas de uno de los lugares que siempre nos ha vendido el sueño americano; todo era tan diferente, tan bonito, tan limpio, y más que eso, tan fácil; allí empecé a darme cuenta realmente del cambio de lugar del que provenía. Después fuimos a su casa y aprovechamos para ir a la playa, no sin antes observar parte de la ciudad de la cual estaba yo anonadado; pasamos así el resto de la tarde y rematamos comiendo comida chatarra por montones que me encanta, helados y hasta whisky llevamos a la casa pero el cansancio de la actividad del día y la llenura hizo que nos fuéramos temprano a dormir.

Comiendo en Miami

Con mi amigo Luis

El restaurante

Edificios de nuevo!

Bahía en Miami

Puerto de Miami

Ocean Drive

Atardecer en la playa

Era el día de partir hacia Colombia, me desperté entusiasmado, me preparé para la ida, mi amigo me llevó al aeropuerto y me despedí de él estando profundamente agradecido por todo lo que había hecho por mí allá. Pasé unas 4 horas en el aeropuerto esperando mi vuelo pero fue agradable pasar el tiempo allí también al ver la belleza de todo a mi alrededor, sintiendo el cambio de gente también y la emoción natural de regresar a Colombia. El vuelo no tuvo contratiempos y me sirvió para hacer una amistad con un bogotano que viajaba constantemente a Chicago por negocios, lo cual agradezco porque era primera vez que hablaba con alguien en todos estos vuelos.

Esperando en el aeropuerto de Miami

Aeropuerto de Miami

Vista de Miami desde el aire

Ya sentía y veía mi tierra de nuevo desde los aires y me imaginaba todo lo que se venía; pensaba todo lo que había vivido, tenía más experiencia pero seguía siendo el mismo. Aterricé en Bogotá y mi amigo Andrés de Manizales me estaba esperando, fue muy gratificante tenerlo ahí facilitándome las cosas y yo parecía como un secuestrado recién liberado de tanto que hablaba. Llegamos a su casa y ya estaba también mi amigo Martín, pasamos mucho rato contando historias y llegó la hora de dormir para ir a casa. Al día siguiente me arreglé, almorcé y salí directo al aeropuerto con bastante tiempo de anticipación para no dejar que algún inconveniente me dañara tan esperado momento. Ya las horas en ese aeropuerto las sentía diferente, el ambiente, sentirme en casa, ver gente como la mía, escuchar mi idioma por todas partes; llega la hora del último de los 4 vuelo, el de Manizales, sólo pensaba en cómo me sentiría cuando viera a mi familia, a mi novia sin la que estuve durante estos 8 meses difíciles, a mis amigos, los que siempre me acompañaron. Finalmente aterricé, salí del avión y no podía contener las lágrimas de verlos a todos de nuevo, de haber cumplido mi sueño, de haber vencido los obstáculos y de tener la satisfacción de estar de nuevo en casa siendo el mismo que soy ahora.

Mis amigos en el aeropuerto

Mi familia de nuevo

Con mi novia otra vez!

Muchas gracias a todos aquellos que no me desampararon, a los que leyeron mi blog o parte de él, a los que han visto mis fotos, a mi mamá, a mis hermanos, mi sobrino, toda mi familia, mi novia que me aguantó en este tiempo y que tanto quiero, a todos mis amigos, a Dios y al que se me olvide también, pues gracias a todos ustedes es que pude lograr este sueño.