Reunimos un grupo de 18 entrenados, todos amigos, para poder ir a dicho lugar consiguiendo una reducción considerable de los costos. Ibamos en dos matatus llenos, luego de un desayuno en la mañana del 31 de julio y cargados de bebidas en los maletines, pues era lo único que incluía el costo del viaje por 3 días que fue aproximadamente de 500 mil pesos. Tomamos el camino fuera de Nairobi en medio del bullicio y la emoción del grupo por la gran expectativa de ir al Maasai Mara desde que todos nosotros habíamos aterrizado en ese país, pues puede ser el punto cumbre de nuestra experiencia de intercambio. Llega entonces la primera parada donde tomamos de nuevo fotografías del Gran Valle del Rift, pues por allí es el desvío para dirigirnos a la reserva y luego de continuar un par de horas más ya estábamos llegando a un caserío Maasai en medio de la sabana africana llamado Narok. Paramos allí en un restaurante de comida típica del país para el almuerzo y nos enrutamos un par de horas más para entrar al área de conservación.
Se veían a lado y lado de la carretera los remolinos de polvo de las tierras secas de la sabana y las diferentes geoformas en la lejanía de lo que uno siempre se imagina de África o de lo que ha visto en documentales por bastante tiempo en el camino, y a medida que se avanza cada vez es más difícil localizar los asentamientos humanos, sólo se veía de vez en cuando pequeños caseríos habitados exclusivamente por gente de la tribu. Siguiendo la carretera destapada, repentinamente paramos en el matatu porque justo al lado de la carretera, sin estar en la reserva todavía, se veían dos grandes jirafas Maasai, la cual es una especia diferente a la jirafa común al ser más alta y oscura en sus parches. Unos kilómetros más y descargamos para instalarnos en un campamento que quedaba justo fuera de la reserva para ahorrar costos, no obstante las carpas eran muy grandes, con camas permanentes, mosquiteros, piso en concreto, techo, y conectado a un baño en la parte trasera lo cual hiciera no tener que envidiarle en nada a un hotel porque a pesar de ser campamento tenía acceso a todas las comodidades.
Planicies Maasai
Campamento
Jirafa Maasai
Nos preguntaban los organizadores que queríamos porque teníamos un par de horas más de luz, y todo el grupo sin dudar acordó salir inmediatamente de safari en los matatus. Arrancamos hacia la entrada de la reserva y unos metros más adelante estaban grandes manadas de ñus y gacelas, eso era sólo el comienzo; seguimos entre antílopes moviéndonos abiertamente por la sabana siguiendo las telaraña de rutas para escoger y nos asomábamos de pié por el techo descapotable desde donde observábamos toda la fauna salvaje. Más tarde los colores en el horizonte cambiaban con el atardecer mientras las acacias servían de fondo de paisaje a las extensas planicies de esta región del país y que dejaba vistas a muchos kilómetros de distancia. Antes que se acabara la luz del día estábamos de regreso en el campamento, todos maravillados por todo lo que pudimos ver en ese corto tiempo y sabiendo todo lo que nos prometía un día completo, el siguiente, de sólo safari.
Matatus para el safari
Antílopes
Paisaje
Atardecer
Baile Maasai
Todos en el Maasai Mara
Video con los Maasai
Antes del amanecer del día siguiente ya todo el grupo estaba listo para emprender el safari después de desayunar y hasta bañarnos con agua caliente que provenía de un tanque sobre una fogata cuyos tubos iban directamente a las carpas, pues las noches en la sabana africana son bastante frías. Las fotos quedaban como catálogos de turismo a esa hora de la mañana por la poca luz del sol que permitía los contrastes sobre la sabana, entonces aprovechamos para continuar hacia el interior de la reserva, y sin más preaviso, nos encontrábamos la primera leona del día y había acabado de casar para sus cachorros que se encontraban al lado y los chacales acechaban para clasificar a parte de la comida mientras la leona no dejaba; todo esto en vivo desde una distancia de menos de 20 metros desde los carros que rodeaban el evento natural. Al continuar nos dimos cuenta que toda la zona era así, andábamos menos de un kilómetro y nos encontrábamos a otros grupos de leones reunidos tomando el sol y en medio de la ruta se nos cruzaban todo tipo de antílopes, venados, ciervos, jirafas y hasta buitres, haciéndolo un gran espectáculo, continuando en el camino con enormes manadas de búfalos, cebras y familias enteras de elefantes.
Amanecer
León
Chacal
Buitre
Búfalos
Elefante
Jirafa
Salimos de ese sector de arbustos de la sabana y nos dirigimos a los enormes pastizales hacia el sur que nos llevaban a la frontera con Tanzania donde se podía observar una de las nuevas 7 maravillas de la naturaleza, la migración de ñus al Maasai Mara desde el parque Serengeti, donde más de un millón de especímenes cruzan el río en la frontera que está infestado de cocodrilos e hipopótamos pero que el fuerte instinto de los ñus y miles de cebras hace que vayan en busca de nuevos pastos cada año en la misma época, concentrándose en cientos de miles en el interior de la reserva. Acelerábamos el paso para ver el magno evento y a lo lejos se empezaban a divisar enormes líneas en diversas formas, filas enteras de animales, tanto cebras como ñus se aglomeraban en las planicies y nosotros en carro podíamos pasar junto a ellos sin que se molestaran. Cruzamos la frontera en un poste en medio del camino que lo indicaba y llegamos al río; no habían animales cruzando en el momento pero sí logré observar hipopótamos de un tamaño tan grande que nunca había imaginado junto a cocodrilos; como para nunca nadar ahí.
Pastizales
En las planicies
Ñu
La migración
Migración de cerca
Hipopótamos
Con hipopótamos al fondo
Siendo más de mediodía, nos devolvimos en el matatu sobre la sabana, pero aprovechamos para hacer una parada y almorzar en medio del lugar donde no nos rodeaba ningún animal a la vista. Continuamos y seguimos viendo aún más animales, incluso algunos que nos habíamos visto anteriormente como el rinoceronte blanco y hasta un guepardo descansando entre los arbustos, y nos impresionaba el hecho de parar en medio del camino porque veíamos leones durmiendo junto a nosotros, tanto así que al final del día quedábamos ya cansados de ver tantos animales diferentes, se necesita pasión para hacerlo por tiempo largos. Regresamos al campamento a descansar, esperar la comida y a celebrar dentro de nuestra carpa el cumpleaños de una amiga polaca en la noche antes que todo el resto de gente del campamento se durmiera.
Rinoceronte
Guepardo
León dormido
Familia del elefante
Llega la nostalgia entonces porque es el último día y nos queda un último safari que iniciamos nuevamente al amanecer dirigiéndonos a nuevos lugares sobre la sabana; el cansancio se hace notar pero la emoción de ver estos espectáculos naturales a la vuelta de unos cientos de metros en carro no cesa. Seguimos con la búsqueda de leones cazando, los felinos son regularmente los animales más carismáticos entre todos los encontrados en las reservas kenianas, y lo logramos después de unos minutos; pareciera que nos posaran continuamente junto a su trofeo, la presa que acaban de matar. Las jirafas, los antílopes, gacelas y demás nos acompañaron siempre en el camino de regreso.
Oryx
León en panorámica
Con la presa
Una jirafa escondiéndose
Ah! :( Esta vez se acabó rápido, estaba muy entretenida leyendo :(
ResponderBorrarSúper chévere te quedó amor, me encanta tu experiencia y de las mejores fotos estas clasifican!!! Hermosos animales!!!
Te felicito! Mua!